Aunque la fotografía abstracta puede parecer a primera vista creada al azar e incluso parecer un poco confusa, tiene sin duda un diseño claro y estructural, y cada fotografía está pensada hasta el último detalle. Hay un concepto de trabajo muy claro detrás.
Un motivo borroso y desenfocado, ausente de nitidez, se juzga rápidamente como un fracaso en la fotografía convencional, sin embargo, en la fotografía abstracta es diferente, ésta crea su propio lenguaje visual, llena de elementos misteriosos, fascinantes, enigmáticos e inverosímiles. Este género de fotografía te da licencia para la improvisación, contradice muchas reglas de la fotografía convencional, es una fotografía salvaje, surrealista, no tiene la intención de crear una imagen real, el objetivo no es representar la realidad sino transformar la realidad en una imagen inesperada.
Al evitar deliberadamente la representación de un objeto, escena, o composición, las obras suelen ser de gran originalidad, provocadores, únicas, en definitiva, es mostrar a otros lo que vemos, estimulando así la imaginación del espectador.
Una composición bien elaborada te da la posibilidad de crear más de una fotografía diferente en forma de serie. Es una camino lento pero apasionante de principio a fin.
